miércoles, 7 de junio de 2023

Tranquila, que no hay nadie

    Hola blog. Hace mucho que no me paso por aquí (unos cuantos meses ya). No me he olvidado de ti (para nada), tampoco te he dejado apartado (es que mi vida es muuuuyy sosa, ya sabes), pero me apetece contarte algo y he decidido hacerte una visita.

   Ayer me pasó una cosa surrealista. Bueno, surrealista surrealista no fue, pero sí fue agobiante (y tanto), de pánico (y más), es más, de doble pánico (y eso es poco)... Quizás sea una exageración (que yo no he sido nunca exagerada, en la vida...), que no fue para tanto, que le puede pasar a cualquiera... pero me pasó a mí.

   L@s que están habituad@s a viajar en la renfe quizás puedan entender lo que voy a contar. Ayer fui con mis padres por la tarde a casa de mi hermana porque teníamos que ir a recoger a mis sobris al cole (¡ay mis niños, cuánto les quiere su tía!), que ella no pudo salir a su hora habitual. Decidimos ir en transporte público por si se ponía a llover en algún momento y así evitar ir en coche para no agobiarnos en la carretera (mayormente me agobio yo). No llevábamos ni dos paradas de tren cuando empecé a notar presión en la vejiga (oh oh...) y la verdad es que quedaba casi una hora de camino (oh no...).

   - Vamos a bajarnos en Villaverde Alto para hacer el trasbordo, que esos trenes siempre llevan baño y paso, que como no pase no voy a llegar bien. - le dije a mis padres. Dijeron que vale.

   Nos bajamos en Villaverde Alto, le quedaban 8 minutos al tren (uf, demasiado...). Cuando por fin vino, subimos y fuimos por dentro buscando el vagón del baño (¡localizado!). Le pedí a mi madre que por favor pasara conmigo, y lo iba a hacer, pero... ¡Madre del amor hermoso! ¡Cómo estaba eso! El váter casi rebosando (¡puaj!), el suelo casi inundado (los pies hacían pj pj pj)... y le dije a mi madre que no entrara, que me esperase fuera. Como pude y con el movimiento del tren (de un lado a otro intentando no hacerlo fuera e intentando no salpicarme), con todo el aaaaaasco del mundo y porque estaba para reventar (en modo ecografía ya), me agarré a una barra y haciendo malabarismo (como pude) vacié mi vejiga (uuuufffff), pero no me esperaba lo que pasó mientras terminaba... ¡Se abrió la puerta! (¡aaaaaaaaaaaaaaaah!) ¡Y no había terminado aún! (¡socorroooooooooo!) ¡Pánico! Y no fue solo eso... ¡Al abrirse la puerta no vi a mi madre! (¡mamááááááááááá!) ¡Doble pánico! (¡mamáááááááá mamáááááááá!) ¡Qué estrés! ¡Qué horror! La llamé desesperada pero en susurros (para que no me oyese nadie más) para que cerrase la puerta y por fin apareció...

   - Tranquila, que no hay nadie. - me dijo.

   ¿Tranquila? ¿Cómo que tranquila? ¿Y si llega a pasar alguien en ese momento por ahí? (hola, ¿qué tal? ¿cómo están los mákinas? pues nada, aquí, orinando un poquillo...) ¿Por qué no se cerró la puerta del baño si la cerré yo desde dentro? ¡Porque tampoco funcionaba! ¡Qué odisea! ¡Qué caos! ¡Qué agobio! ¡Tenía hasta ganas de llorar! Y claro, por supuesto, mi fluido corporal se quedó allí porque ahí no funcionaba nada (y a lo mejor sigue ahí, quién sabe...)... Salí con temblor en las piernas, lo prometo...

   No sé si esto le habrá pasado a alguien alguna vez, o algo parecido... Seguro que sí, no voy a ser yo la única bicha rara de este mundo... 




miércoles, 15 de febrero de 2023

¡Psicólog@s del mundo, analícenme!

   ¡Hola a tod@s! Después de muuuucho tiempo sin publicar nada por aquí (más que nada porque tengo una vida de lo más aburrida y no me pasa absolutamente ná de ná), he decidido contaros dos sueños que he tenido hace poquito. Dos sueños que me han dejado con el alma un poco tocada (snif, snif), porque l@s que me conocen bien saben que mi mayor sueño es ser madre (snif, snif, snif) y al paso que voy (snif, snif, snif, y otro snif).... Bueno, al lío...

   "He soñado que ponía un huevo. Estaba súper nerviosa, el huevo se movía encima de las sábanas de mi cama, yo no sabía qué iba a pasar... si se iba a romper, si no se rompería, si saldría algo, si estaría vacío... El caso es que cuando el huevo por fin abrió, apareció un niño precioso, súper limpito (pensaba yo que lógicamente estaba limpito, si no había estado sumergido en el líquido amniótico ni nada...), y con una fuerza sobrehumana (había salido del huevo un "Thorete"). Le pregunté que si quería un yogur y me dijo muy contento que sí..."

   Hasta ahí mi primer sueño. ¿Estoy como una cabra? Puede ¿Necesito terapia? Quizás. ¿Qué puede significar que en mi sueño pusiera un huevo? ¡Psicólog@s del mundo, analícenme!

   "Era madre de una niña preciosa. Tenía una pequeña la mar de bonita. Le gustaba dar paseos por los pasillos de unos grandes almacenes (que no voy a nombrar porque no me pagan por hacerles publicidad), y yo la llevaba en bicicleta sentada en la parte de atrás. Le gustaba mucho pasar por el pasillo de Eliz*abeth Ard*n, y yo le dije que no podía tocar nada, que solo podía mirar, y con su cabecita y esos ojos bonitos me dijo que sí. Paseando con ella por su pasillo favorito, ella lo iba señalando todo, extendía su brazo y su dedito para indicarme todo lo que le gustaba. Cuando salimos del pasillo, le dije que se había portado súper bien, me sonrió y me la comí a besos."

   Y hasta ahí mi segundo sueño.

   ¿Sacáis alguna conclusión? Yo sí, que los sueños, sueños son. 




Entrada destacada

Un retiro en la bóveda de un banco

   La verdad es que no sé cómo empezar esto. Diría cien mil cosas ( o más, que no me gusta exagerar ) de miles de millones de formas, pero...