domingo, 5 de agosto de 2018

La Parálisis del Sueño


   Llevaba mucho tiempo queriendo escribir sobre la parálisis del sueño. He querido contarlo en varias ocasiones, pero no quería hacerlo sin haber tenido una justo la noche anterior de escribir el post. Anoche tuve una.

   Con esta ola de calor es complicado conciliar el sueño. La ventana de mi dormitorio da a un patio interior en el que se escuchan ronquidos (sí, ya lo sé... qué cruz...) y más ruidos corporales de los vecinos que, al igual que yo, duermen con las ventanas abiertas (y aún así no corre ni pizca de aire). Uno pone la radio hasta bien entrada la madrugada (yo creo que no tiene que andar muy bien del oído... le recomendaría unos cascos o un audífono para que no molestase a los demás), a otros les entra hambre a las tres de la mañana y les da por freír algo para comérselo (hay gente 'pa tó')... sí, se oye todo... Cualquier día los voy a grabar roncando, voy a hacer una composición musical y lo voy a colgar en Youtube... y me forraría... (jijijijijijijijijiji)

   La parálisis del sueño es algo que vengo sintiendo desde que tengo uso de razón. Si buscáis información en Internet (es lo que hice yo y por fin pude ponerle nombre a lo que me pasaba), leeréis que es algo que puede pasarle a una parte de la población en algún momento de su vida, y a mí me pasa desde que soy persona. Normalmente la suelo sentir cuando estoy acostada boca arriba o boca abajo (que no sé qué será peor), pero hoy la he sentido estando tumbada de lado (sí, ha sido nuevo, la verdad). A ver, en la parálisis tienes el cuerpo dormido pero tu mente se despierta (es muy caótico), incluso abres los ojos, y empiezas a sentir una fuerza que te empuja hacia la cama (¡qué horror!), no deja moverte (¡qué pánico!), lo intentas por todos los medios pero resulta imposible. Sientes como si se pusiese algo o alguien encima de ti y te deja paralizada (¡qué yuyu!). Quieres gritar, pero no puedes. No puedes girarte, no puedes moverte, si estás boca arriba ves que realmente no hay nada encima de ti (cosa que es "tranquilizadora") pero es aterrador no poder sentir la libertad para moverte. Cuando ocurre estando boca abajo, es como si alguien se subiera en tu espalda, se tumbara a sus anchas sobre ti y no te dejara menear ni una pestaña. ¡Y no te puedes girar!

   Anoche estaba acostada sobre mi lado izquierdo, recuerdo incluso tener entrelazadas las manos. Estaba dormida. De pronto sentí esa fuerza descomunal (oh oh) que me empezó a empujar hacia la cama, ya no podía moverme, no podía levantar los brazos, ni siquiera girar la cabeza (socorroooooooooo). Recuerdo haber abierto los ojos, incluso la boca para gritar, no podía desenlazar las manos, intentaba cambiar de postura y ponerme boca arriba pero no podía, esa fuerza me sujetaba, me aplastaba, no tenía mi libertad para moverme.

   Dura unos segundos, pero son unos segundos en los que crees que te está pasando algo y que te vas a morir... y luego sigues durmiendo.

   No he dormido bien. A las 05:00h seguía despierta. La ola de calor no ayuda. Los ruidos del patio tampoco. Y para remate... la parálisis del sueño.

   Una noche completa.




   Si queréis saber más sobre la parálisis del sueño, no dudéis en buscar más información. Ah, y por si le había quedado alguna duda a alguien, diré que no estoy poseída y no necesito ningún exorcista (que seguro muchos lo habréis pensado)... y que esto no se lo deseo ni a mi peor enemigo (ehm... bueno...).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entrada destacada

Un retiro en la bóveda de un banco

   La verdad es que no sé cómo empezar esto. Diría cien mil cosas ( o más, que no me gusta exagerar ) de miles de millones de formas, pero...